Todo ello es un
lujo que nos permitimos los humanos. Soñamos que seremos grandes, felices,
indomables y fuertes. Nos ilusionamos con todas las fantasías que nuestra mente
es capaz de hacernos ver y nos quedamos con la esperanza de poder observar y presenciar lo soñado e ilusionado.
Ahora bien, si
todo ello no se cumple, ¡cuidado! Porque nos podemos destruir en un solo
instante.
El milagro
ocurre cuando aparece un personajito, encantador, precioso y dulce que aún no
ha sabido de los sinsabores futuros y nos reconcilia con todo lo que nos rodea.
Nos hace volver a soñar, ilusionarnos y esperanzarnos.
En definitiva,
nos hacer volver a sentir la vida.
La presencia de
un nuevo ser, una nueva vida es algo grande, hermoso y fascinante. Llegando a
hacernos olvidar todo lo que no hemos
logrado.
Los sueños,
ilusiones y esperanzas, vuelven a abrirse en los caminos que deseamos se
allanen a la nueva vida y consiga que ésta, se llene de esos sueños, ilusiones
y esperanzas que se harán realidad.